Una de las mejores cosas que ofrece el rol es que puede pasar un rato divertido con los amigos, viviendo aventuras juntos y demás. Bueno, pues esto que es de los mejores alicientes de este tipo de afición a veces también se convierte en su mayor inconveniente.
¿Cuantas veces no hemos intentado juntarnos para echar una partida y no hemos podido, porque yo entre semana curro, porque yo los fines de semana tengo que dedicarlos a los críos, porque yo de madrugada tengo que dormir que de madrugada me levanto? Esto, si no se necesitase gente para jugar, no pasaría.
Luego está el tema de que las personas somos comos somos y a veces, consciente o inconscientemente, damos mucho por culo; y esto da lugar a situaciones en que tus compañeros de partida te acaban quitando la ilusión, porque tú quieres jugar partidas medianamente serias, metiéndote en la trama y en las situaciones que se suceden, mientras que algunos lo que tienen es gana de guasa, haciendo que las partidas se puedan convertir en algo insufrible para los que quieren jugar. Y esto, si no se necesitase gente para jugar, no pasaría.

Se nota que me aburro, ¿verdad? Pero esto, si no se necesitase gente para jugar, no pasaría.
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