lunes, 16 de junio de 2014

Vivo en una cortijá

Esta entrada es sólo para quejarme, dudo mucho que haya nada en ella que sea de interés para nadie salvo, quizá, si vives donde yo o encuentras algún tipo de placer morboso en leer quejas de los demás. Así que si aprecias tu tiempo, deja de leer.

Y ¿a qué viene todo esto? Pues resulta que yo vivo en un pueblo, aunque el ayuntamiento se empeñe en convertirlo en ciudad, donde tenemos muchas cosas interesantes: una playa, muchos invernaderos, un pequeño castillo del siglo XVII al que han techado el patio con una estructura metálica, del tipo las planchas de metal de la fachada de la alcazaba de Almería; también tenemos un centro comercial y un teatro auditorio con forma de taza de váter.

Como todo en esta vida, no tengo sólo un motivo para quejarme, a lo largo del tiempo han sido muchas cosas, pero este fin de semana ha sido el acabose, o el colmo, como queráis expresarlo. Puede que me esté haciendo viejo, pero ya me han terminado de tocar la moral.
Bien, pues resulta que este sábado fui por primera vez al teatro, no sólo al teatros de mi pueblo, sino que fue la primera vez que asistía a una obra de teatros; que por la razón que sea no he tenido oportunidad de hacerlo antes. La obra elegida para tal evento fue El crédito, con Carlos Hipólito y Luis Merlo. La razón fue que era una obra en teoría de humor, y que Merlo me ha gustado como actor desde que lo conozco.
Todo el rollo del teatro bien, más o menos lo que me imaginaba, llegamos, nos sentamos en nuestro sitio y esperamos a que apagasen las luces para que la gente cesase en su estruendo, que aquí la gente no puede hablar a un volumen normal, tienen que gritar.
Empezó la representación y me llamó bastante la atención que tenía que haber un completísimo silencio para poder oír algo de lo que se decía en el escenario, y aún así tenía que poner bastante empeño; cualquier pequeño ruido, como una tos, un carraspeo o alguien que moviese el píe de sitio se oía más fuerte que lo que decían los actores; y estoy bien del oído, que hace un par de semanas me hice el control anual.
Pues con toda la concentración que soy capaz de reunir me puse a ver la obra que, como imaginaba, tiene sus puntos de cachondeo, y ahí empezó el principal problema: por cualquier gracia tonta la gente empezaba a soltar risotadas y carcajadas de un volumen atronador, que yo entiendo que te haga gracia cualquier gilipollez, pero intenta controlarte, coño, que así los demás no oímos nada mientras tú te partes el culo. Y esto no fue lo peor, además de los móviles sonando durante la obra, que tienen la posibilidad de apagarse, yo sólo lo digo, cada dos por tres la gente comenzaba a aplaudir, que lo mismo es algo normal, que como digo yo era la primera vez que iba, pero vi un fallo en ese comportamiento: mientras la gente aplaudía por todo durante alrededor de un minuto, era un minuto que no oías lo que los actores estaban diciendo; que digo yo que lo interesante de una representación es enterarte de lo que dicen, que ya habrá tiempo de aplausos, pero bueno.
Al final salí de ahí sin haberme enterado de la mitad por el jaleo que montaba la gente y con la intención de no volver jamás a ese teatro, otro quizá, ese en mi vida volveré a pisarlo. Lo poco que puede disfrutar de la obra me gustó, pero eso, que la mitad de lo que decían los actores no pude oírlo.

Al salir, mi novia y yo decidimos ir a  tomar una cerveza o algo, por ahogar la decepción o algo, así que fuimos a un bar al que solíamos ir, donde ponían música tranquilita y se estaba bastante a gusto (nótese el uso del pasado). Pues cuando llegamos el bar ya no estaba, lo habían cerrado y habían abierto otro, que bueno, mejor no hablar de cómo era; pero decidimos que ya que estábamos ahí, pues ya nos quedamos.
Pedimos una cerveza y una ginebra con limón, y nos trajeron una cerveza caliente y una ginebra con tónica, con la tónica ya en el vaso. ¿Tanto se parecen limón y tónica? Bueno, un sitio al que no volver.
El tema de los bares aquí además es algo curioso, si abres un bar para gente moderna, con música actual y todo lo que está "socialmente bien visto" guay, no hay problema, pero como hagas algo diferente, como un bar en el que pongas música rock, o en el que hagas espectáculos, como recitales de poesía, o de ambiente gay, o cualquier cosa que no sea lo "normal", los vecinos entierran a los dueños en denuncias, ¿porqué? Pues ni idea, pero todos los bares que nos han gustado han acabado cerrando por lo mismo (ayer estuve hablando con ex-dueños de bares).
Pues nada, decidimos que mejor nos acostábamos, que iba a ser más beneficioso.

Al día siguiente, ayer domingo; teníamos partida de rol con los colegas. Habíamos montado un grupete cuya intención era montar partidas para que quien estuviese interesado en jugar o conocer la afición acudiese; todos los domingo lo hacíamos en una bar que nos dejó un sitio para hacerlo, pero como ya he dicho, el tema de los bares diferentes aquí es especial, así que nos quedamos sin sitio.
Uno de nosotros habló con el dueño de otro bar, que nos dijo que dentro (tiene terraza y está al lado de la playa) nos podíamos meter, ya que la gente siempre se quedaba fuera, que íbamos a tener mesas, nos iban a quitar la música de dentro para que estuviésemos tranquilos, etc.
Llegamos y sí, dentro no había ni un alma, todo el mundo estaba fuera, así que cuando estuvimos casi todos nos metimos a montar la partida. Para empezar, no nos quitaron la música, pero bueno, con ciertas dificultades empezamos a jugar; hasta que a los 15 minutos subieron el volumen de la música. Fuimos a pedir que, por favor, lo bajasen un poco, que no nos oíamos los unos a los otros, y su respuesta fue que no, que nos fuésemos fuera. Fuera, pues entre el viento, y que no era precisamente tranquilo el día, nos resultó imposible jugar, así que pagamos la cuenta y nos largamos. Vamos, que básicamente nos echaron; no conozco sus razones para hacerlo, pero han perdido una media de ingresos fijos semanales de alrededor de 30€.
Así que en temas de rol, hemos decidido que nos juntaremos en casa de alguien, jugaremos para nosotros, y ya veré yo si monto algo para el resto del mundo por otro lado.

Pero, como ya he dicho, todo esto viene de largo, poco a poco me he ido quemando con este pueblo, he intentado montar cosas, porque aquí la gente se queja mucho de que no se hace nada, pero cuando montas algo y no acude nadie, te quemas. Cuando se monta una asociación cultural para hacer cosas y todo el mundo dice que sí, que muy guay, que hagamos cosas, y tú y dos más sois los únicos que hacéis algo, y los demás no aparecen ni por asomo, te quemas.

Y en resumen, he acabado muy quemado con este pueblo y su gente, hemos intentado muchas veces hacer cosas, pero no hemos recibido apoyo ni de las entidades públicas, ni de las privadas ni de los ciudadano, salvo algunos casos que sí han estado dispuestos a darnos lo que quisiésemos, pero claro, si no hay interés, al final acabas quemado.

Y ya está, que le den por culo a todo, que al final uno tiene que mirar por su propio culo, y que el resto se busque la vida por su cuenta.

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